En enero de 2018 entraba en vigor la nueva directiva europea para pagos electrónicos PSD2. Esta ley supone una evolución de la anterior normativa con el objetivo de mejorar la competencia, promover la innovación y proteger al consumidor. Lo cierto es que nuestro país aún no ha adoptado esta ley, que deberá implementar como tarde en septiembre de 2019.
Esta nueva normativa supone la apertura de los datos del cliente bancario a terceras empresas o TPP (Third Party Providers), lo que se traduce en que ahora otras compañías, bajo la previa autorización del cliente, podrán consultar sus datos, ofrecer servicios financieros personalizados y, además, ejecutar pagos directamente a través de la cuenta bancaria. Esto supone la ruptura del proceso habitual en el que el proveedor de pagos electrónicos, por ejemplo, Paypal, contactaba con la empresa responsable de la tarjeta para cargar un cobro a la cuenta corriente del cliente, el cual debía ser procesado por el banco y verificado por el usuario.
Para las tiendas online, esto supone que a partir de ahora podrán ser emisores del pago pudiendo ejecutar el cobro directamente a través de la API que facilite el banco. En principio esto servirá para agilizar los pagos, ya que los clientes podrán realizar transferencias en lugares donde típicamente se pagaba con tarjeta.
Sin embargo, esto también podría amenazar ciertos modelos de experiencia de compra. Y es que esta normativa también trasladará al emisor del pago la responsabilidad de verificar al usuario en cada transacción a través de varios pasos. Lo que, según Pancho Pérez, Manager técnico Pre-Sales eCommerce de Comercia Global Payments, amenaza la experiencia de compra y dificulta modelos de venta como el “One Click”.
Sin embargo, otros profesionales del sector como Alberto López, Responsable de Pagos Emergentes para España y Portugal de Mastercard, llaman a la calma, ya que la directiva contempla excepciones en este sentido para agilizar los pagos. De forma que, si la tienda online, por ejemplo, posee un bajo nivel de fraude, podrá estar exenta de realizar todos estos pasos para ejecutar la compra.
Por último, la introducción de todos estos cambios implicará un descenso de los pagos con tarjeta de débito, ya que este formato ya no supondrá ninguna diferencia respecto a la transferencia bancaria.