En el mundo hiperconectado en el que vivimos, el número de seguidores en redes sociales suele tomarse como indicativo de la magnitud y notoriedad de un perfil social. Consecuentemente, una destacada presencia online tiene especial importancia para los e-commerce, por lo que trabajar en ganar seguidores aportará muchos beneficios a tu marca. Sin embargo, ante la urgencia de aumentar el número de seguidores, se ha creado la opción de engordar su cifra de forma poco ética gracias a la audiencia fantasma. ¿Comprar seguidores para las redes sociales compensa realmente? Descubre los pros y los contras de hacer uso de esta táctica en tu estrategia de redes sociales.
Seguidores en venta: hay empresas que han visto un excelente nicho de mercado en el mundo de los followers y se han especializado en vender packs de seguidores. Aunque algunas los oferten como followers reales, la marca únicamente compra una simple cifra ―muchas veces sin ser consciente de ello. Detrás de estos perfiles no hay ningún usuario; se trata de cuentas fantasma y bots.
Cómo identificar una cuenta con seguidores comprados: con un poco de observación, puede resultar bastante sencillo reconocer cuentas con falsos seguidores. Las pistas más evidentes son las siguientes:
- Nombres sospechosos: puede resultar tan sencillo como fijarse en el nombre de los seguidores. Si además, al entrar al perfil de un determinado usuario, este tiene pocas publicaciones ―o ninguna―, pero sigue a miles de cuentas, lo más probable es que sea un bot.
- Incremento brusco: si un perfil presenta un incremento repentino de followers, puede ser señal de que estos hayan sido comprados.
- Pocas interacciones: cuando una cuenta tiene muchos seguidores pero pocos likes, comentarios y shares en sus posts, lo más probable es que parte de la audiencia sean perfiles comprados.
- Herramientas: también se pueden usar herramientas online que detectan perfiles susceptibles de ser falsos.
Ventajas e inconvenientes: la ventaja de comprar seguidores es muy evidente: ganar notoriedad en un abrir y cerrar de ojos para dar una impresión de ser una marca más popular y con mayor alcance de lo que realmente se es. No obstante, también existen una serie de inconvenientes:
- Comprar seguidores es “hacer trampas” y, si se destapa el pastel, puede traer muy mala reputación a la marca.
- Los responsables de las redes sociales son conscientes de este tráfico de seguidores, por lo que si detectan incrementos sospechosos pueden llegar a interpretarlo como SPAM, bloquear la cuenta y eliminar dichos seguidores.
- La audiencia fantasma solo permite aumentar el número de seguidores y no aporta ningún valor a la verdadera comunidad de una marca, ya que no contribuye con interacción.
Lo fácil puede salir caro: en el mundo de las redes sociales, donde la popularidad se mide a golpe de follower y like, la tentación de engrosar una comunidad de forma rápida está siempre latente. No obstante, como se ha visto, es relativamente sencillo identificar una cuenta con seguidores comprados y ser descubierto podría dejar en muy mal lugar a la marca que realiza tales prácticas. Pero más allá de ser poco popular, se puede llegar a considerar una estafa: los bloggers e influencers suelen cobrar en función del alcance que tienen, es decir, de su número de seguidores. Si han inflado artificialmente su comunidad, también están inflando injustamente la factura a las marcas que les piden publicitar sus productos.
Aunque en algún momento puedas tener la tentación de querer aumentar de forma rápida y sencilla el número de seguidores de tu empresa en redes sociales, piénsatelo dos veces. No solamente estarás llevando a cabo una actividad poco ética, sino que tus seguidores reales podrían descubrirlo y sentirse engañados y decepcionados por ello. Esfuérzate por conseguir followers reales: te llevará más tiempo, pero tu trabajo se verá recompensado.
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