Aspectos culturales y comunicativos a tener en cuenta para vender en mercados exteriores

Internet permite que nuestra tienda online esté disponible al instante en cualquier parte del mundo. Sin embargo, para lograr vender nuestros productos en otros países no basta con replicar nuestra web local en un sitio web internacional escrito en inglés. Para ganar clientes en otros mercados es fundamental adaptarnos a la idiosincrasia local, acercarnos a su cultura, tener en cuenta aspectos culturales y comunicativos.

No podemos pensar que con que tener nuestra web traducida al inglés está todo el trabajo hecho. Aunque el inglés es el segundo idioma más utilizado en todo el mundo, muchos  internautas no lo dominan y por ello no lo usan para comprar online. Lo cierto es que la mayoría de la gente prefiere comprar por Internet en su propio idioma. Ya en 2011, un estudio del Eurobarometer, realizado a más de 13.700 internautas de los países miembros de la UE, concluía que el 42% de los encuestados nunca habían comprando online en un idioma extranjero. Además, nueve de cada 10 internautas afirmaban que, cuando una web les ofrecía una selección de idiomas, escogían navegar en su propio idioma. Y aunque algo más de la mitad (53%) estaba dispuesto a navegar en una versión en inglés de un sitio web si no estaba disponible en su lengua, otro 19% aseguraba que nunca navegaban en páginas en idiomas foráneos.

En Europa se hablan actualmente más de 200 lenguas, 24 de ellas oficiales dentro de la UE: alemán, búlgaro, checo, croata, danés, eslovaco, esloveno, español, estonio, finés, francés, griego, húngaro, inglés, irlandés, italiano, letón, lituano, maltés, neerlandés, polaco, portugués, rumano y sueco. De ellos, los más hablados son el alemán (16%), italiano e inglés (13%), francés (12%), castellano y polaco (8%). Con este panorama, contar con una traducción profesional se antoja necesario para asegurar una buena experiencia de usuario. Es importante utilizar un lenguaje que sea sencillo, informativo y suene “nativo” a los consumidores de un determinado mercado. Una traducción automática mal hecha puede arruinar la imagen de nuestra imagen, al igual que cometer faltas ortográficas o gramaticales.

Crear una web “local”

Conseguir que los internautas se sientan cómodos navegando por nuestro e-commerce va más allá del idioma empleado. La idea es que el sitio se vea lo más “local” posible. Así, en cada país en el que vendamos deberíamos admitir modos de pago que les sean familiares a sus habitantes y les transmitan confianza: si vendemos en Alemania, por ejemplo, no tendremos éxito si no incluimos pago con tarjeta de débito, que es el más habitual entre los alemanes. También es recomendable informar de los precios en la moneda local: aunque al final solo permitamos pagar en euros,  la conversión  permitirá a los clientes hacerse una idea del precio del producto sin tener que calcularlo en otra web. Además, si vendemos ropa o calzado, será necesario incluir un conversor de tallas para que los internautas no se pierdan con medidas que no conocen: lo que en Europa continental sería una talla 38,  en Reino Unido es una 10, en Estados Unidos una 6, en México una 5 y en Italia una 42.

Es importante que la búsqueda de productos y el SEO estén también adaptados al mercado local. Por ejemplo, aunque británicos y estadounidenses compartan el mismo idioma, en cada país usan una palabra diferente para referirse al mismo producto (“trousers” en Reino Unido y “pants” en EEUU para buscar “pantalones”), algo que debemos tener en cuenta para determinar las keywords que usarán los compradores para localizar nuestra web.

Asimismo es primordial que conozcamos los hábitos de consumo de cada país y sus especificidades culturales, para poder adaptar nuestros productos al mercado. Un caso: si somos una tienda online que vende productos alimentarios gourmet españoles, no tendría mucho sentido intentar vender jamón en un país de mayoría musulmana.

Lo anterior también vale para nuestras campañas de marketing. En Estados Unidos surgió  Black Friday, que se ha convertido en el día del año en que más compras se realizan, y que ha acabado por extenderse por toda Europa. No obstante, cada país tiene sus fechas señaladas en el calendario comercial: en Reino Unido, el Boxing Day (día después de Navidad) se acostumbra a realizar compras y rebajas, y en Holanda, Bélgica y otros países centroeuropeos se festeja el Día de San Nicolás, en el que los niños reciben regalos. El Día del Padre o el Día de la Madre se celebran en muchos sitios, pero no en la misma fecha: hay que saberlo para poder preparar una campaña específica en cada país.

En conclusión, ser sensibles a las diferencias culturales y comunicativas es una premisa importante para tener éxito en el mercado internacional.

 

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